Ojos que hablan por sí solos entre tanto griterío. Mi corazón se desvanece como el humo entre la gente y va de boca en boca buscando algo que decir, se escabulle por todo recoveco que vea y apenas está ya se ha ido. Ese que se vuelve loco a cada pálpito y sube y baja y nadie lo ve. Huye de la realidad, nada lo sacia, siempre busca algo más, ese sabor que lo haga levitar, algo de aire fresco para desnudarse al viento y dejarse acariciar, para pisar el frío suelo y embriagarse de felicidad. Ebrio y sobrio al mismo tiempo, a ratos atado a alguna idea pasajera que dejará ese regusto amargo en el paladar...
Se deja caer, sabe que nada lo sostiene, pero le da igual...
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