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sábado, 14 de enero de 2012

Bajo cero.

Los gritos invaden de nuevo mis horas, no quieren dejarme escapar. No quiero desvariar pero se me van de las manos las promesas, se me escapan todos los minutos que juré no repetir. Y se aglomeran en las habitaciones para condensarse y volverse tensos. Tan tensos que escuece el alma al recordarlos. Aún escuece.

martes, 10 de enero de 2012

Lánguido.

Estar en simbiosis constante con tus ojos para verlos subir y bajar como la marea, frenéticos. Y vivir así, vivir de ellos para completar el yo taciturno y voráz, el desenfrenado, el que va de narcóticos hasta las cejas y se abraza a las farolas cada noche. Ese mismo del que tanto hablabas, del que tanto esperabas. Ya no más, deja que los somníferos hagan efecto y se apagen lentamente tus conceptos, deja que la realidad te abandone con calma hasta llegar a ese punto muerto por el que te recorre un cosquilleo en las manos y en los párpados. Abandónate al olvido de mis instintos que sólo entienden lo básico, lo imprescindible para sobrevivir. Déjate probar..

domingo, 1 de enero de 2012

Cuando te deje (que lo haré).

Cuando te deje, que lo haré, corazón, no me mires a los ojos con tus ojos infinitos, que me pierdo. Cuando te deje, que lo haré, deja que te ahorre el dolor con mi huir rápido y no me hagas mirar atrás, que se me puede olvidar el porqué de mi partida. Cuando te deje, mi cielo, que lo haré, no te consumas en silencios, no me golpées con tu indiferencia que me quemas por dentro y los sentidos se me abrasan. Cuando te deje, que lo haré, mi vida olvídame pronto, no me empujes a dar media vuelta pues ya no podré irme y será nuestro final. Cuando te deje que, ¡maldita sea!, lo haré, no te arrastres, no te lastimes  por favor,que el tiempo es nada y podrás seguir, lo difícil es empezar. Cuando te deje, cariño, tan de prisa, corre y mata mis palabras antes de que sea demasiado tarde y la cordura decida abandonarnos. Cuando te deje, mi amor, que lo haré, no dejes que lo cruel invada tus ojos, no dejes que el mundo se cuele en tus profundidades cristalinas y las entrubie y ensucie, no dejes que eso ocurra, por favor, pues cuando te deje y me maldiga por ello a cada segundo y las horas pierdan el rumbo, te veré sola y desvalida, y me odiarás y yo me odiaré y mis sienes palpitarán enloquecidas por el ruido que hará tu mirada, con esa pregunta infinita en los ojos...