Temprano, ardiendo desde por la mañana, los ojos flamean en llamas. Si te descuidas, quemo. Quince segundos para decidir si el sueño podrá conmigo una vez más o pondré pies en tierra, para ver el mundo despertarse.
Amanece pulcro, limpio, con un cielo raso y algo de frío que despida a la noche.
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